jueves, 22 de noviembre de 2012

 
                    " DEBERES PARA CON DIOS Y NUESTROS PADRES"




DEBERES PARA CON DIOS

Dios es el principio de toda existencia. Es el Sumo Hacedor. Es el Bien Supremo. Es el Creador del mundo y cuanto con él existe. Dios es todo bondad y misericordia.
Debemos tener confianza en El, y por ello debemos conocerle, amarle y adorarle con profunda devoción.Con el alma y el corazón puros debemos amarle sobre todas las cosas; porque El es el origen de todo lo bueno, hermoso y justo.
Nunca perdamos la fe, y siempre confiemos en su providencia. Como buenos religiosos, como católicos fervientes, recemos con frecuencia, porque la oración es el tributo más espritual y verdadero de las criaturas.
Por lo tanto en una sociedad cristiana y civilizada, el deber primero de sus integrantes debe ser elevar su mente hacia Dios, a mañana y noche, por medio de alguna oración mental o memorizada. Dar gracias a Dios por los beneficios de El recibidos durante el día o la noche que acaban de pasar, o por lo que se esperan en adelante, y muy particularmente por el de la salud y la vida, y por pertenecer a una familia, por tener una patria y por vivir en un mundo lleno de maravillas.
Dios, uno más en la familia No puede ser un “extraño” que se va a visitar durante 1 hora el domingo... Contar con Dios es hacerle un sitio en el hogar, vivir de acuerdo con sus mandamientos y referirse a él con la misma simpatía cercana de las cosas de casa, de los asuntos más íntimos. Es vivir de fe. Nadie piense que se trata de convertir la casa en un convento. La oración ha de ser tan sencilla como cualquier actividad doméstica.


 El principal deber a que me veo obligado para con Dios es vivir en relaciones amistosas con El, o sea, estar habitualmente en gracia de Dios.el vivir en la presencia de Dios me obliga a cumplir con El los deberes de cortesía, dedicándole el primer pensamiento por la mañana y el último por la noche, ofreciéndole mis principales acciones y examinando con diligencia cómo las he practicado, para pedirle sincero perdón por las faltas que haya cometido en su divino servicio.


DEBERES PARA CON NUESTROS PADRES


Los autores de nuestros días, los que recogieron y enjugaron nuestras primeras lágrimas, los que sobrellevaron las miserias e incomodidades de nuestra infancia, los que consagraron todos sus desvelos a la difícil tarea de nuestra educación y a labrar nuestra felicidad, son para nosotros los seres más priviliegiados y venerables que existen sobre la tierra.

Los cuidados tutelares de un padre y de una madre son de un orden tan elevado y tan sublime; son tan cordiales, tan desinteresados, tan constantes, que en nada se asemejan a los demás actos de amor y benevolencia que nos ofrece el corazón del hombre. Cuando pensamos en el amor de una madre, en vano buscamos palabras con que pudiera pintarse dignamente este afecto incomprensible, de extensión infinita, de intensidad inexplicable.

Por escasa que sea su fortuna, aun cuando se vean condenados a un recio trabajo personal para ganar el sustento, ellos siempre hacen los gastos indispensables,sometiéndose gustosos a toda clase de privaciones, para impedir que se interrumpa el curso de nuestros estudios. Terminada nuestra educación, y formados ya nosotros a costa de tantos desvelos y sacrificios, no por eso nuestros padres nos abandonan a nuestras propias fuerzas; su sombra protectora y benéfica nos cubre toda la vida.

 


Nuestros padres son al mismo tiempo nuestros primeros y más sinceros amigos, nuestros naturales consultores, nuestros leales confidentes. El egoísmo, la envidia, la hipocresía, y todas las demás pasiones tributarias del interés personal, están excluídas de sus relaciones con nosotros.He aquí estos grandes y sagrados deberes. En todas ocasiones debe sernos altamente satisfactorio testificarles nuestro amor con las demostraciones más cordiales y expresivas; pero cuando se encuentran combatidos por la desgracia, cuando el peso de la vejez los abruma y los reduce a ese estado de impotencia en que tanto necesitan de nostros, es cuando más debemos recordar cuánto les debemos  también están aquí comprendidas nuestras obligaciones para con nuestros maestros, a quienes debemos amor, obediencia y respeto, como delegados que son de nuestos padres en el ministerio de ilustrar y formar nuestro corazón y espiritu.


4 comentarios: